FERNANDO VILLAAMIL y el «DESTRUCTOR»

Hacia 1.935 cuando el destructor frances LE TERRIBLE finalizo sus pruebas de mar,…” speed performance on trial was remarkable, and sent shock waves through other european navies”. John Jordan hace esta afirmación en el libro WARSHIPS 2.000-2.001, editado por Anthony Preston, su ISBN es: 0-85177-791-0.

Y es que LE TERRIBLE alcanzo una velocidad de mas de 45 nudos en un sprint formidable. La serie era de seis unidades y todos ellos excedieron los 43 nudos en pruebas y podían navegar en formación a mas de 40 nudos. Los 72.000 caballos teóricos, eran en realidad casi 100.000 y como es lógico, estos espejismos, pues eso eran, sacudieron con fuerza los almirantazgos de todas las marinas de entonces.

La serie estuvo plagada de problemas; vibraciones, roturas, grietas y un largo etcétera de incidentes forzaron al Inspecteur General de Machines a redactar varios informes y a recomendar una velocidad de combate de 28 nudos, ya que entre 26 y 30 nudos los buques estaban completamente exentos de estas. Más formidables incluso fueron el VOLTA y MOGADOR, de casi 3.000 toneladas Washington y 92.000 caballos (teóricos) de potencia con la experiencia de las series anteriores. Resultado, formidables buques para andar a más de 43 nudos.

Los americanos por su parte dispusieron, entre otros, de la serie SOMERS; flotilla leaders de mas de 1.870 tw, con unos 50.000 caballos de potencia, pero, oculta tras estas cifras mas modestas había una realidad tecnológica de particular eficiencia: maquinas de vapor de alta presión -condiciones del vapor en las calderas, 600 psi a 850 grados- que les daban una fiabilidad y economía que les permitían doblar el radio de acción de sus enemigos potenciales y disponer de unos prácticos 31 nudos a plena carga y en buenas condiciones de mar.

Los ingleses disponían de la clase TRIBAL, de 1.870 tw., según las reglas establecidas para conductores de flotilla, un potente armamento y 44.000 caballos reales para unos 30-31 nudos en carga y mar abierto.

Japoneses e italianos, enfrentados a diferentes problemas y condiciones solucionaban el problema de manera diferente. Con grandes buques los primeros, sobre 2.000 tw reales –los FUBUKI- y unos 50.000 caballos para 30 nudos efectivos y los italianos con unos pequeños sprinters de unas 1.650 tw –los SOLDATI- y casi 40 nudos en pruebas con mar llana y en condiciones de carga muy ligera.

Al final, después de unos meses en la mar, los cascos algo sucios, cargados y en condiciones operacionales y con algo de mar -muy dependientes todos de esta circunstancia- venían todos a andar algo por encima de 30 nudos, que es una velocidad formidable en la mar.

Veinte años antes, lo mas destacable eran las series inglesas SCOTT y SHAKESPEARE en los que se basarían los destructores españoles (y de muchas marinas) de los años 20; estupendas y ortodoxas unidades.

¿Pero, cuando habían nacido estos galgos del océano, buenos para todo e imprescindibles en cualquier flota?

La profusión de torpederos de muy pequeñas dimensiones que sobre los años 70 del siglo XIX poblaban los mares y amenazaban las grandes flotas de acorazados trajo como consecuencia la reacción de los ingenieros navales buscando un buque que pudiera proteger a estos y dar caza a los peligrosos rivales. El torpedo en aquellos años tenia un alcance de unas 600 yardas navegando a 18 nudos y los torpederos andaban sobre los 18 a 20 nudos pero su tamaño los hacia muy poco útiles en alta mar.

En la revista EL MUNDO NAVAL ILUSTRADO, el teniente de navío D. Carlos Iñigo hacia el siguiente apunte sobre el nacimiento de estos buques:

…”Tan pronto como aparecieron los torpederos se pensó en un nuevo tipo de buque que pudiera contrarrestar sus efectos ó llevar á cabo los mismo en mejores condiciones. En 1.876 se empezó á construir un nuevo modelo entre torpedero y crucero, siendo el primero el ZIETEN, alemán, por la casa inglesa Thames Iron Works, de un desplazamiento de 1.000 toneladas, mucho mayor que el de los torpederos. A éste siguieron una porción franceses e ingleses. Nos referiremos sólo a Inglaterra, como la más estudiosa del asunto. El SCOUT, RATTLESNAKE, GRASSHOPER, SANDFLY, SPIDER y el SHARPSHOOTER, al que se denomino ya torpedo catcher ó cazatorpedero, constituyeron los primeros modelos del nuevo buque que, sin dejar sus aparatos de lanzar torpedos, fueron armados con artillería de tiro rápido y ametralladoras, siendo á la par barcos que podían aguantar la mar”…

Situémonos ahora en el tiempo. La serie de torpedo catchers RATTLESNAKE entro a prestar servicio con la Royal Navy en 1.887-1.888.

En un apunte del libro BUQUES DE LA ARMADA ESPAÑOLA A TRAVES DE LA FOTOGRAFIA. 1.849-1.900, escrito por Juan Luis Coello Lillo y Agustin R. Rodriguez Gonzalez, este nos da una idea del avanzado concepto realizado por Villaamil, diseñador, junto a los astilleros ingleses donde se realizo, del DESTRUCTOR. Leamos: …”Las serias limitaciones de los torpederos para navegar en mar abierto, puestas de manifiesto en diversos ejercicios realizados por marinas extranjeras, no dejaron de observarse también en España con preocupación, dada la confianza puesta en este tipo de buques; ello motivo que en el otoño de 1.885 el ministro de Marina, vicealmirante Pezuela, encargase a un joven y brillante oficial, el entonces teniente de navío de 1ª D. Fernando Villaamil, el estudio de un torpedero de alta mar que obviase dichas limitaciones. El resultado sería un buque algo mayor de 350 toneladas, de aceptables condiciones marineras, y con la habitabilidad y autonomía suficientes para acompañar a las Escuadras y defenderlas de los torpederos enemigos, además de poder actuar también como tal; había nacido conceptualmente el destructor”…
Es posible que Villaamil se inspirase en un concepto de John Ericsson, de la U.S. Navy, bautizado también como DESTROYER. Al tiempo que se construia el DESTRUCTOR, justo a su lado, en el mismo astillero se acababa el WIBORG, para los rusos, que seguia un concepto parecido. Al final de este articulo veremos este interesante buque.
Fernando Villaamil Fernandez Cueto nace en Serantes, Asturias el 23 de Noviembre de 1.845, tuvo una turbulenta infancia e ingreso a los 15 años en el Colegio Naval de San Fernando. Inicia de esta manera su vida marítima y al acabar sus estudios es enviado a Filipinas en donde alcanza su primer mando a bordo de un buque. Después es enviado a Puerto Rico y a su vuelta a la metrópoli, ya como teniente de navío, embarca a bordo de la fragata ASTURIAS.
A pesar de lo recargado de los artículos veamos un apunte sobre su figura realizada por la revista EL MUNDO NAVAL ILUSTRADO, en su AÑO II, NUM. 30, de 15 de Julio de 1.898:

…”Pocos como D. Fernando Villaamil se hallarían en más propicias condiciones para disfrutar, sin menoscabo de su buen nombre, las ventajas y satisfacciones inherentes á una brillante posición; y con todo, prefirió, abandonando lo que tanto seduce al hombre, ir en busca del peligro y de una muerte que miraba como muy probable, con tal de morir gloriosamente por la patria querida.»

Reciente es aun la fecha de su viaje alrededor del planeta mandando la NAUTILUS, escuela de Guardias marinas; sus Jefes, sus compañeros, la prensa, todo el mundo elogió con estricta justicia aquella larga y arriesgada navegación, en la que no perdió un solo hombre; y de regreso á España publicó en un tomo la historia de aquel viaje, relato por el cual recibió generales plácemes.

Al estallar la guerra hispano-americana acababa el bravo é inteligente Villaamil de obtener un acta de diputado á Cortes por la circunscripción de Ferrol, donde contaba con grandes simpatías. Como representante del país en las Cortes, nadie hubiese podido obligarle á que trocara las tareas parlamentarias por los riesgos de una guerra desigual, con muy problemáticas esperanzas de triunfo. No hubo por su parte vacilación, y estando ya disponiéndose en Cádiz para zarpar con rumbo a Cabo Verde la escuadrilla de torpederos, solicitó y obtuvo su mando.

Se recordará que el viaje de los torpederos desde Cádiz á las Islas de Cabo Verde fue tan accidentado que puso en punto de evidencia el grave peligro á que se expondrían las pequeñas embarcaciones en la dilatada navegación por el Atlántico; se desistió, por lo tanto, de enviarlas á Cuba, pero no abandonó por eso Villaamil su primer pensamiento, y ya que por su graduación no podía asignársele un puesto oficial en la Escuadra de Cervera, logró que se le admitiese en ella como agregado voluntario, embarcando a bordo del crucero OQUENDO.

Es de notar que Villaamil fue de los jefes mas firmemente convencidos de que era temeridad pretender luchar con tan escasas fuerzas navales, dada la superioridad incontestable de las del enemigo, y que la escuadra española iba a un desastre casi seguro en cuanto se pusiese enfrente de la yanqui.

Partió, no obstante, cumpliendo una satisfacción propia de honor y patriotismo, mas que un deber militar.

Refugiada la Escuadra de Cervera en la bahía de Santiago, hubo necesidad de hacer un desembarco para coadyuvar á la defensa de la plaza, atacada terriblemente por el enemigo, y herido en aquella acción el jefe del Estado Mayor de la Escuadra, D. Joaquín Bustamante, se confirió a Villaamil el cargo vacante, embarcando a bordo del MARIA TERESA.
No hemos de repetir tristísimos detalles, bien conocidos de todos, referentes a la dramática salida de la Escuadra española; el MARIA TERESA, herido por infinitos proyectiles, envuelto en llamas, intento en vano atravesar la muralla de acero que ante el formaba la poderosa flota enemiga. No quedo otro recurso a su valiente comandante, D. Victor Concas, que poner proa a la cercana playa para embarrancar y volar luego el hermoso barco.

Pero antes había ya perecido heroicamente el inolvidable Villaamil, destrozado por los casco de una granada que hirieron al mismo tiempo a su ayudante Sr. Arderius.

¡La historia nombrará con respeto y admiración a este valiente y dignísimo marino, que vertió su sangre por la Patria!”…

Y si, en efecto, hoy dia es recordado con admiración y respeto hacia el, y la que fue su obra mas destacada, el concepto del DESTRUCTOR.
Referente a las características técnicas del buque, y volviendo con el libro BUQUES DE LA RAMADA ESPAÑOLA A TRAVES DE LA FOTOGRAFIA. 1849-1900, leemos: …” Firmado el contrato el 14 de Noviembre de 1.885 por importe de 38.000 libras, los trabajos del nuevo buque, bautizado por su creador como DESTRUCTOR, se acometieron con toda actividad, siendo botado el 29 de Julio de 1.886. Poco después se iniciaron las pruebas de maquinas, con el buque todavía desprovisto de arboladura y armamento; sus 3.800 caballos le impulsaron durante las corridas de la milla a una velocidad media de 23,39 nudos con un desplazamiento normal (unas 380 toneladas), y de 20,2 a plena carga (458 toneladas). Estos excelentes resultados levantaron ampollas en el Almirantazgo británico, que no disponía de ningún buque parecido – sus cañoneros torpederos de la clase RATTLESNAKE daban (dieron pues eran posteriores) unos 19,5 nudos en pruebas-, redundando en el lógico prestigio para la Armada”…

Habia sido construido por James & George Thomson, de Clydebank con el numero de grada 234 y tenia 58.74 metros de eslora, 7.63 de manga y 2,92 de puntal. Autonomía de 4.500 millas, 22 mamparos estancos transversales, tres palos con aparejo guairo y dos foques, dos ejes y maquinas de triple expansión.

Su armamento era de un cañón Hontoria de 90 mm, cuatro Nordenfelt de tiro rápido de 57 mm, dos pequeños cañones revolver Hotchkiss de 57 mm y tres tubos lanzatorpedos para unidades Schwartzkopff situados en la roda y el codaste, (otras fuentes citan dos).

http://vidamaritima.com/2008/02/fernando-villaamil-y-el-destructor/

Una respuesta a “FERNANDO VILLAAMIL y el «DESTRUCTOR»

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