A poca distancia de Cee (A Coruña) está la ensenada de Caneliñas, lugar donde se situaba la mayor factoría ballenera española y la última en Europa en cesar su actividad. Junto con Balea, en Cangas, y Morás, en Xove, formaban las tres plantas de procesado de cetáceos de Galicia. Las tres pertenecían a IBSA (Industria Ballenera S.A.)
La caza de la ballena es algo que viene de antiguo en toda la costa cantábrica, especialmente practicada por vascos y gallegos. Tanto es así que su memoria permanece en varios escudos, como los de Getaria o Laracha (este último como referencia al pueblo pesquero de Caión).
La historia de Caneliñas comienza en 1924 cuando un noruego compró una industria de salazón ubicada en ese lugar. Funcionó durante cuatro años y permaneció inactiva hasta los años 40 en que IBSA fue comprada por el empresario José Chas. En esos cuatro años de actividad se cazaron 1280 ballenas y 84 cachalotes, produciendo 40.000 barriles de aceite. Se procedió entonces a una modernización de las instalaciones, con nuevos autoclaves, cobertizos… En 1972 se establece una relación comercial con tres empresas japonesas para la exportación a este país de la carne de ballena. Hay que recordar que Japón era y sigue siendo uno de sus principales consumidores.
Llegaron a trabajar en ella más de cien operarios (principalmente mujeres) que se encargaban de descuartizarlas, cocer los restos para hacer grasa… De las ballenas y cachalotes se aprovechaba todo: carne, huesos, barbas, aceite, ámbar gris… nada se desperdiciaba. El ámbar gris, presente en su estómago, era tan valioso que se enviaba en una doble caja de hierro y madera y se exportaba a París.
En los 80 comienzan las presiones internacionales, la toma de concienciación ecologista y también tuvieron lugar los atentados de la organización Sea Shepherd, que con unas bombas echaron a pique varios barcos balleneros. Este grupo ecologista se escindió de Greenpeace porque pensaba que las acciones tenían que ser más contundentes, con este acto lo demostró. En 1985 entra en vigor la moratoria para la pesca de cetáceos, haciendo que se cierre la factoría a finales de 1986. El 21 de octubre de ese año se disparó el último arpón desde el pesquero IBSA tres. Fueron varios los barcos que trabajaron para esa factoría. Los más famosos fueron el Temerario, el Caneliñas y los tres IBSA. Como dije antes, éstos fueron objeto de atentados con bombas lapa, uno cuando estaba atracado en Corcubión y otros dos en el puerto de Marín. De ellos se conserva el IBSA II como museo en Noruega.
Los balleneros solían ser barcos anticuados, a vapor, de poca velocidad. Se acercaban sigilosamente a sus presas y les disparaban el arpón. En ocasiones éste iba armado con una cabeza explosiva, lo que, en caso de acertar, provocaba la muerte rápida del animal; por otro lado, ello provocaba graves destrozos, por lo que algunos balleneros preferían disparar el arpón sin explosivos. Otra técnica de caza era centrarse en la cría, sabiendo que era mucho más lenta y que su madre no la abandonaría. Una vez cazados, se amarraban al costado y se les insuflaba aire para que no se hundieran, siendo transportados hasta la factoría, donde eran arrastrados por una rampa hasta las instalaciones.
De todo ello sólo queda el recuerdo y los restos de unas instalaciones en ruinas. Se habló de hacer un museo de la caza de la ballena, pero como casi todo, quedó en el olvido.
Manuel Candal (FORO NAVAL)
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Fotografía Manuel Candal.

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