La prestigiosa revista náutica alemana Yacht en su versión online recogía, con fecha 21 de septiembre del presente año, el suceso sobre un lujoso catamarán del modelo Lagoon 42, llamado Marianne, que había sido aparentemente atacado el pasado 14 de septiembre entre Huelva y Cádiz por piratas que navegaban en sendas lanchas RHIBs dotada de potentes motores.

El capitán del Marianne había partido del puerto de Faro, en Portugal y se dirigía hacia el Estrecho de Gibraltar con rumbo a Croacia cuando notó que dos lanchas RHIBs estaban rondando su posición. Cuando notó que se les acercaba aceleró el catamarán para huir de la zona mientras su esposa llamaba por radio pidiendo ayuda por UHF por el canal de emergencia.

Según se recoge en la noticia de la revista Yacht.de, la tripulación del Marianne pudo repeler el ataque gracias a una providencial ola que evitó el abordaje de los piratas mientras huían de las RHIBs. Instantes después llegó un helicóptero “Argos” del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) que maniobró sobre las presuntas embarcaciones piratas para asustarlas, consiguiendo expulsarlas de las aguas españolas y huyendo a gran velocidad hacia la costa de Marruecos.

Tras este llamativo suceso, el Marianne puso rumbo a Cádiz, donde su tripulación fue entrevistada por la Policía española para recabar toda la información posible. Según declaraciones de los marineros alemanes, la Policía española se tomó el asunto con mucha seriedad. También agradecieron la muy rápida y profesional actuación del helicóptero del Servicio de Vigilancia Aduanera, que llegó a la posición donde sucedían los hechos con gran prontitud, lo que les hizo sentirse a salvo. El capitán del catamarán también ha recomendado, a través de la revista náutica Yacht.de, que se navege siempre cerca de la costa española para evitar este tipo de situaciones en mar abierto.

¿EL REGRESO DE LOS PIRATAS DE BERBERÍA AL ESTRECHO?

Este suceso nos puede llegar a recordar a los secuestros y asaltos que los piratas somalíes realizan en el Cuerno de África y que en su día motivó a la Unión Europea a crear la Operación Atalanta para proteger la libertad y la seguridad del tráfico marítimo en el Océano Índico, solo que en esta ocasión, en vez de haber sucedido en una región remota, ha ocurrido en aguas europeas. Es por ello que a priori este suceso debería haber tenido una mayor repercusión mediática en los principales medios informativos. No obstante estos hechos solo han aparecido publicados en una revista especializada de yates en Alemania. ¿Entonces qué ha pasado…?

Después de investigar un poco sobre este suceso y ponernos en contacto con nuestros amigos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, tenemos una visión más concreta y exacta de lo acontecido con el presunto ataque al catamarán Marianne en aguas andaluzas.

Al parecer la embarcación alemana se alejó de la costa para abrirse en la mar y embocar el Estrecho de Gibraltar, con la casualidad de que entró en una zona donde había dos lanchas RHIBs dedicadas al narcotráfico (comunmente conocidas como “gomas”) que estarían rondando el lugar en espera de que arribara algún buque pesquero, mercante, velero o yate que haría las veces de nodriza o de transporte de un posible cargamento de estupefacientes, que más tarde le traspasaría la presunta carga a dichas RHIBs para que luego lo llevaran hasta algún lugar discreto de la costa española, donde sería desembarcada para su posterior distribución y venta.

Esta versión de las narcolanchas parece la más plausible, ya que los alemanes del Marianne afirmaron que en ningún momento vieron que los supuestos atacantes llevaran armas de fuego con ellos ni las mostraron en ningún momento, cosa que, por ejemplo, si hacen ostensiblemente los piratas somalíes como método de intimidación.

El narcotráfico en el área del Estrecho de Gibraltar es un negocio tan ilegal como lucrativo, donde los protagonistas buscan obtener ganancias de manera rápida y fácil, sin complicarse la vida más de la cuenta, así que es poco probable que se dediquen ahora a la piratería. Seguramente los marineros del catamarán Marianne se cruzaron con quienes estaban a punto de realizar una operación de narcotráfico en la mar y lo que hicieron fue asustarles para que abandonaran el lugar y echar a posibles testigos, siendo todo lo demás un cúmulo de circunstancias.

Sobre la posible irrupción de la piratería como fenómeno criminal en el área del Estrecho es harto improbable, ya que tanto Marruecos como España y Gibraltar cuidan al máximo la actividad turística y náutica por el beneficio económico y prestigio que reporta a las ciudades costeras dotadas de puertos y marinas deportivas, muchas de ellas vinculadas con los mercados del lujo internacional y la Jet Set de personajes famosos.

Además, en el área del Estrecho hay un gran interés por parte de las autoridades marroquíes, gibraltareñas y españolas por su vital importancia marítima, por lo que es habitual ver buques de guerra y embarcaciones policiales encargadas de la seguridad náutica y marinera en la región. Por ejemplo, la Armada Española siempre tiene destacado en la zona un Buque de Acción Marítima (clase Meteoro P-40) o un Patrullero Oceánico (clase Serviola P-70), que junto a las patulleras del SEMAR de la Guardia Civil y las del SVA de la Agencia Tributaria realizan una labor encomiable.

En cualquier caso la piratería es un asunto serio que las naciones del Sur de Europa han tratado de erradicar desde hace siglos. En el Mediterráneo se acabó con la piratería de Berbería en el siglo XIX gracias a diferentes campañas militares y a los avances políticos gestados en las naciones del norte de África en la segunda mitad del pasado siglo XX, si bien Libia por su situación actual podría llegar a suponer en el futuro una posible fuente de preocupaciones al respecto. No obstante, la Operación Sophia de la Unión Europea y la Agrupación Naval Permanente de la OTAN en el Mediterráneo (SNMG-2) suponen una efectiva herramienta disuasoria de este posible fenómeno en el Mare Nostrum.

Juan C. Ortiz (FORO NAVAL)