En su última novela, Arturo Pérez-Reverte, nos narra la epopeya de los buceadores de combate italianos en la bahía de Algeciras y Gibraltar, en la que hundieron catorce barcos aliados gracias al empleo de minisubmarinos tripulados por solo dos personas.
Bien narrada y documentada, muestra un aspecto poco conocido de esa contienda, la Segunda Guerra Mundial. Paralelamente hay una historia de amor y espionaje por parte de una librera española enamorada de uno de esos buzos. Basada en hechos reales. Recomendable.

Esos torpedos humanos era propulsados eléctricamente y sus tripulantes iban subidos a horcajadas. Fue usado por la marina italiana en el Mediterráneo, principalmente en los puertos de Alejandría y Gibraltar, donde cosecharon fracasos y éxitos. Su nombre oficial era Siluro a Lenta Corsa (torpedo de carrera lenta), pero eran conocidos como maiale (cerdo) porque eran difíciles de maniobrar.

Viendo el resultado que daban, los ingleses decidieron crear su propio modelo, llamado Chariot, siendo usado también en esa contienda. Otros países también los usaron, aunque de forma diferente. Alemania tenía los Neger y Japón los Kaiten, aunque estos últimos eran otro concepto al tratarse de buques suicidas. Eran transportados en submarinos convencionales, aunque también podían serlo desde otro tipo de buques.
La principal defensa contra ellos eran las cargas de profundidad, que eran lanzadas de forma aleatoria, y las redes antisubmarinas.

Aunque fueron conocidos por esas acciones, este tipo que sumergibles ya habían sido diseñados por el británico Comandante Godfrey Herbert años antes, aunque rechazados por peligrosos y poco prácticos. Se han seguido construyendo tras la guerra por diferentes países, tanto en las marinas militares como en el ámbito del submarinismo civil y deportivo.
Manuel Candal (FORO NAVAL)

ForoNaval© 05/10/2021
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Interesante. Estoy leyendo el libro y me interesó saber como eran estos artefactos.
Son iguales a como me los imaginaba!
Un saludo.