Con motivo de la visita del submarino Tramontana (S-74) de la Armada al Puerto de Málaga, para descanso de su dotación tras participar en el ejercicio naval FLOTEX-22, la Comandancia Naval de Málaga, con la participación de la Delegación malagueña de la Real Liga Naval Española, organizó una conferencia sobre la Operación Úrsula y el hundimiento del submarino español C-3, que fue impartida por el Alférez de Navío (R.) Diego Quevedo Carmona en el Colegio de Abogados de Málaga el pasado miércoles 22 de junio.

Tras la completa presentación del conferenciante por parte del Comandante Naval de Málaga, el Capitán de Navío Ignacio García de Paredes Rodríguez de Austria, señalando los puntos más destacados en la carrera profesional y literaria de Diego Quevedo Carmona como submarinista con más de 22.000 horas de inmersión y especialista en electrónica de Armada, habiendo compaginado su vida de marinero en submarinos con los innumerables libros y artículos escritos sobre la historia del Arma Submarina española, así como su pertenencia a la Asociación de Militares Escritores, le pasó el relevo para que comenzara su exposición sobre el final del submarino C-3.
Empieza Diego Quevedo la conferencia hablando sobre las características principales de los submarinos de la clase C, botados a finales de los años 20 y principios de los años 30 del pasado siglo, explicando que se trataba de uno de los mejores modelos de su época, robustos y fiables, con algunas prestaciones superiores al de sus homólogos de otras potencias navales, ya que poseían un mayor rango de acción y autonomía y, podían también conseguir una mayor cota de inmersión que otros submarinos de la época. Además, contaban con la posibilidad de llevar un ascensor submarino Génova, que permitía realizar rescates submarinos en caso de necesidad. De hecho sus características y prestaciones eran tan buenas que los seis submarinos de su clase realizaron, en julio de 1935, una serie de visitas a los puertos de Melilla, Cádiz, Plymouth, Brest, Tenerife, Dakar, Villa Cisneros, Las Palmas y Larache, regresando a su base en el Arsenal de Cartagena en septiembre sin que mostraran ninguna clase de problema durante las navegaciones a pesar de las largas distancias.

En la segunda parte de la conferencia Diego Quevedo expone los detalles de la Operación secreta Úrsula, realizada por la Kriegsmarine alemana en apoyo del bando sublevado durante el transcurso de la Guerra Civil española, donde el III Reich alemán trató por todos los medios que fuera una misión secreta y clandestina para no crear un incidente diplomático. Los submarinos asignados a esta operación fueron los submarinos alemanes U-33 y U-34, del famoso tipo VIIA, que tenían la orden de actuar en el Mediterráneo español sin ser detectados, debiendo atacar únicamente a los blancos que fueran perfectamente identificados como del bando republicano y que portaran claramente la bandera tricolor.
Hay que decir que el nombre de la Operación Úrsula (Unternehmen Ursula en alemán) se debió a que la letra U correspondía a la identificación de los submarinos alemanes (U-Boote) dando la casualidad que el nombre de la hija de Karl Dönitz, jefe del Arma Submarina alemana, era Úrsula y por tanto empezaba por dicha letra.

En la tercera parte de la conferencia, Diego Quevedo nos detalla que la Operación Úsula tuvo lugar entre noviembre y diciembre de 1936, tiempo durante el cual los submarinos alemanes no cosecharon ningún éxito, por lo que la Kriegsmarine ordenó que regresaran a volvieron a la base de Wilhelmshaven en Alemania, cosa que hacen los submarinos en inmersión por el día, recargando las baterías por la noche mientras navegan bordeando la costa para cruzar el Estrecho de Gibraltar.
Llegamos así a la cuarta parte de la conferencia. En este punto de la historia que relata Diego Quevedo, nos encontramos con el submarino C-3, afecto al bando republicano, al igual que toda la flotilla de submarinos de la Armada, ya que Cartagena sigue estando bajo control de los gubernamentales. El C-3 es destacado a patrullar el vital Estrecho de Gibraltar para impedir al bando sublevado la llegada de convoyes por mar y que pueda conectar el África español con la Península. Para poder llevar a cabo esta misión se le asigna el Puerto de Málaga como base, por su proximidad al Estrecho. Aquí Diego nos detalla que el submarino empezó a tener problemas, teniendo uno de sus dos motores averiado, a pesar de lo cual el Gobierno Republicano le ordenó que cumpliera con la misión encomendada, a pesar de que esta situación mermaba sus prestaciones operacionales en combate. Además, hay que tener en cuenta la situación entre la marinería, los suboficiales y la oficialidad, ya que había sospechas de que estos últimos fuean afines al bando alzado. Aun así, por la propia naturaleza del Arma Submarina, donde los hombres conviven y trabajan juntos en un espacio pequeño, hace que sea una fuerza cohesionada y unida, lo que no evitó que se destituyeran y detuvieran a la mayoría de los comandantes de las naves.

En la última parte de la conferencia, Diego nos cuenta cómo sucedió el ataque al submarino C-3, cuando este se encontraba en la bahía de Málaga el 12 de diciembre de 1936. El submarino alemán U-34 alzó por un momento el periscopio y el Kapitänleutnant Harald Grosse se encontró al submarino español en una buena posición para atacarle, ya que navegaba en superficie por lo que, tras los cálculos de la solución de tiro, le lanzó un único torpedo del modelo G-7A, que le impactó por detrás de la vela arrancándole el último tercio del casco y provocando su rápido y sorpresivo hundimiento con casi toda su dotación, que se encontraba almorzando en ese momento en el interior de la nave, mientras que su comandante, el Alférez de Navío Arbona y el capitán de la Marina Mercante Agustín García Viñas, adscrito a la Armada como oficial de derrota del submarino se hallaban en la vela junto a los marineros Isidoro de la Orden Ibáñez y Asensio Lidón Jiménez, que vaciaban los restos de la comida diaria en la cubierta de popa. Ninguno de ellos detectó el ataque ni la estela del torpedo germano.

Aunque fue un ataque traicionero, ya que oficialmente Alemania no era un contendiente y, por tanto, no se esperaban submarinos extranjeros interviniendo, no deja de llamar la atención la audacia del ataque alemán, ya que en la bahía también se hallaban el guardacostas Xauen y los pequeros Joven Antonio y Joven Amalia, que estaban faenando en las cercanías y podrían haberlo localizado e identificado al submarino germano.
Únicamente sobrevivieron tres miembros de la dotación, los que estaban en la vela y la cubierta, falleciendo casi en el acto el resto de los treinta y siete hombres que había a bordo, incluyendo al comandante, que fue absorbido por el remolino del hundimiento de su propia nave a pesar de estar en la vela. El pecio de C-3 se haya a unos 66 metros de profundidad, al final de una línea recta imaginaria de ocho kilómetros, usando como puntos para trazarla la torre de la Catedral de Málaga, “La Manquita”, y el faro del puerto de Málaga, conocido como “La Farola”, frente a la barriada de El Palo.

Décadas más tarde, ya en 1997, el abogado malagueño Antonio Checa observó unas manchas de aceite en la mar que le pusieron sobre la pista de la localización del pecio del C-3, si bien los pescadores malagueños ya conocían su ubicación con exactitud, puesto que está hundido en una especie de hondonada que es donde desovan los boquerones por ser un lugar protegido de las corrientes marinas, perdiendo en el lugar varias redes al quedarse las artes de pesca enganchadas con el pecio del submarino, que permanece hundido con su dotación y los diez torpedos con sus cabezas de combate activas que aún permanecen en su interior. En la actualidad el C-3 tiene estatus de Tumba de Guerra, estando dotado de especial protección por el Estado. El buque de salvamento submarino Neptuno (A-20) de la Armada investigó el estado del pecio y obtuvo varias imágenes con el ROV y el sónar en octubre de 1998 para verificar su identificación, condición y estado.
Para concluir, Diego Quevedo Carmona muestra los nombres de la dotación del C-3 con los acordes de la marcha “La Muerte no es el Final”, que suena con todo el público asistente en pie y en silencio como muestra de máximo respeto por los caídos, tras lo cual concluye la conferencia con el aplauso de los asistentes por tan brillante exposición y una tanda de preguntas para resolver cualquier duda que hubiera quedado.
Desde la Asociación Foro Naval sólo nos queda dar la enhorabuena al Alférez de Navío (R.) Diego Quevedo Carmona por su gran exposición sobre la historia del submarino C-3 y la Operación Úrsula, esperando volver a tenerle pronto por Málaga para volver a escucharle, así como dar las gracias al Comandante Naval de Málaga, el Capitán de Navío Ignacio García de Paredes Rodríguez de Austria, por la cordialidad y hospitalidad dispensadas.
Juan C. Ortiz (FORO NAVAL)


ForoNaval© 27/06/2022
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