El pasado 16 de noviembre el colectivo Foro Naval fue invitado a la presentación de la nueva novela “La Batalla de las Especias” del Capitán de Navío (R) de la Armada Luis Mollá Ayuso, que tuvo lugar en el bonito salón de actos del Real Club Mediterráneo de Málaga, y en cuyas páginas trata en forma novelada la desconocida expedición de Juan Sebastián de Elcano y García Jofre de Loaísa en la que se trataba de dar una segunda vuelta al mundo en 1525, cuando sólo habían transcurrido tres años de la primera.

En calidad de representante de la Armada Española, desde la Comandancia Naval de Málaga acudió a la cita el Capitán de Navío Ignacio García de Paredes Rodríguez de Austria, realizando una excelente y cariñosa presentación sobre la carrera, tanto naval como literaria, de Luis Mollá Ayuso, citando sus numerosos logros y condecoraciones militares, libros y artículos publicados, así como premios literarios conseguidos, a la vez que nos pone en antecedentes sobre la temática del nuevo libro recién publicado, pasándole el relevo seguidamente al autor del mismo tras recitar las acertadísimas líneas que Luis escribió en el prólogo de su nueva novela:
“En el siglo XVI, cuando los países del mundo apenas navegaban por sus mares ribereños, España ya estaba presente en cuatro: Mediterráneo, Atlántico, Mar del Norte y Pacífico. La diáspora de navegantes españoles en este último mar fue tal, que el Océano Pacífico llegó a ser conocido universalmente como El Lago Español. Se cuentan por centenares las islas en la que los españoles pusieron pie en tierra y que fueron bautizadas con los nombres de sus tierras. Esta novela está dedicada a todos ellos, a los exploradores y marinos que, con su arrojo y coraje, llevaron nuestra lengua y costumbres a tantos lugares lejanos, extendiendo el mapa del Imperio a los confines de todos los mares y continentes”

Nuestro amigo, el Comandante (R) Luis Mollá Ayuso comienza explicándonos que “La Batalla de las Especias” es la segunda parte de la novela “La Flota de las Especias” en la que se relata la primera expedición española al Pacífico en busca de las islas de las especierías, con la que Juan Sebastián de Elcano logró completar la primera vuelta al mundo de la historia de la humanidad tras la muerte de Fernando de Magallanes en Las Filipinas. Con estas dos expediciones que son tratadas en ambas novelas, se sientan las bases del fenómeno conocido actualmente como Globalización. Luis también nos explica que esta segunda parte viene como consecuencia de su anhelo por cerrar la historia de Juan Sebastián de Elcano, teniendo la necesidad de contar cómo fue el final del gran marino y explorador español, compartiendo con nosotros su convencimiento de que tanto la llegada de Colón al nuevo mundo como la primera circunnavegación de Elcano son equiparables a los logros de la Carrera Espacial, debido a la tecnología empleada en la época, los descubrimientos alcanzados y los enormes sacrificios que debieron acometerse para lograr el éxito de dichas grandes empresas.
Tratando de no hacer “spoiler” sobre la novela, Luis nos cuenta que tras la exitosa primera vuelta al mundo y los grandes beneficios obtenidos, un jovencísimo emperador Carlos I, que entonces contaba con 20 años, escucha embelesado por voz de Juan Sebastián de Elcano toda la historia y anécdotas de la pionera circunnavegación al planeta, quedando enormemente impresionado, por lo que le pide que participe en una segunda expedición a Las Molucas, la cual sería puesta bajo el mando de García Jofre de Loaísa.

En esta parte Luis expone datos náuticos muy interesantes, como la necesidad de cambiar las velas latinas, típicas del Mediterráneo, por las cuadras para tomar los vientos alisios y embolsar el aire para poder ser propulsados para llegar a Las Bahamas desde Las Canarias, hecho puesto de relieve ya por Cristóbal Colón, o las diferencias de los sistemas de colonización entre portugueses y españoles, siendo los primeros con un estilo que se podría denominar como “a la fenicia”, montando emporios comerciales y los segundos “a la romana”, ocupando territorios y construyendo ciudades con toda clase de equipamientos y obras públicas.
Sobre la segunda expedición que se trata de forma novelada en el libro, se cuenta que tras la reunión de grandes inversores para financiar la empresa, se reúne una flota de seis naos y un patache, las Santa María de la Victoria, Sancti Spiritus, Anunciada, San Gabriel, Santa María del Parral, San Lesmes y Santiago, que fueron equipadas en La Coruña tras la creación de una segunda Casa de Contratación que replicaba a la famosa de Sevilla. Debido a diferentes vicisitudes que se van relatando en la novela, las naves se acaban separando y perdiendo de la flota, lo que supone la dificultad para el autor de la novela de tener que reconstruir siete historias diferentes y propias de cada embarcación, que marcarían sus propios destinos al dispersarse, incluyendo sordos pero cruentos combates con franceses y portugueses en mares lejanos.

En este punto Luis destaca las grandes gestas náuticas que se producen durante esta expedición, como el descubrimiento del Mar de Hoces con la nao San Lesmes, que injustamente usurpó para la historia el famoso pirata ingles Francis Drake sesenta años después, que le dio su nombre al pasaje de la punta sur del continente americano, o la corriente que asciende por todo el litoral pacífico de la costa oeste americana, descubierto por el patache Santiago, y que tres siglos más tarde se atribuyó el alemán Alexander von Humbolt, bautizándose dicha corriente con su nombre también de manera injusta. Otra llamativa curiosidad que nos comparte Luis es que el marino y explorador inglés James Cook encuentra 300 años después a unos polinesios en el archipiélago de Las Tuamotu que saludan como los europeos, conocen pasajes del Evangelio, cultivan la tierra y construyen horreos como los gallegos, hayando en la zona cuatro cañones antiguos que podrían haber pertenecido a la nao San Lesmes, lo que quizás podrían constituir las pruebas de dónde acabaron sus tripulantes tras separarse de la expedición y perderse su rastro, cuyos supervivientes llegarían a crear una minisociedad mestiza con la población nativa.
Igualmente, el autor de la novela nos habla de la presencia de Andrés de Urdaneta en esta expedición, cuya participación sería muy importante más adelante por ser el pionero descubridor del Tornaviaje, al encontrar en una tercera expedición la forma de navegar de regreso por el Pacífico desde Las Filipinas hasta América, lo que permitiría más adelante crear la ruta comercial protagonizada por el famoso Galeón de Manila, que representaría el embrión de la actual globalización.

Luis nos habla de las muertes de Loaísa y de Elcano. Hasta ahora se suponía que perdieron la vida por causa del escorbuto, pero investigaciones recientes han descubierto que los síntomas que padecieron no se correspondían con dicha enfermedad, sino con la ciguatera, que es una especie de anisakis. Parece ser que debido a las extremas condiciones de supervivencia a las que las dotaciones de las naves estaban sometidas al agotar las provisiones, capturaron en un atolón del Pacífico unos peces barracudas que al consumirlos intoxicaron a buena parte de la tripulación.
Aquí Luis nos comparte un interesantísimo descubrimiento, y es que cuando escribe su testamento, Juan Sebastián de Elcano firma de su propio puño y letra como Juan Sebastián “del Cano” por lo que ahora sabemos que llevamos todo este tiempo nombrando mal al gran explorador y marino. Como anécdota, Luis nos comenta que este hecho lo llegó a tratar con el Almirante General de la Armada Teodoro Esteban López Calderón, AJEMA entre 2017 y 2021, para que se corrigiera el nombre del buque escuela de la Armada Española A-71 Juan Sebastián de Elcano, pero en vista de la polémica que se podría suscitar, dicho cambio no se ha llevado a efecto. También Luis nos habla del Panteón de Marinos Ilustres, donde se lleva agua de los Siete Mares, recogidas en los cruceros de instrucción que el mencionado buque escuela realiza cada año, y que recuerdan a los marinos españoles que perdieron la vida en la mar, incluyendo a Elcano y sus compañeros, lo que resulta muy emotivo por su profundo significado.

Para terminar con su exposición, Luis nos sorprende levantando una copa de vino de Jerez que presidió la mesa junto a su libro durante la presentación del mismo. Aquí nos explica que en la Armada de los siglos XVI y XVII era tradición repartir una media de azumbre (equivalente a la medida de un litro actual) del afamado vino de Jerez a modo de ración entre las dotaciones de los barcos, que se dividían para su consumo en cuatro cuartillos a lo largo del singladura, de manera que con su consumo se buscaba hacer más llevadera la dura vida a bordo de los barcos, recordándonos un poco a la tradición del Grog en los buques de la Royal Navy, uniendo a los hombres en el momento de su consumición. El instante más esperado para su consumo era el del último cuartillo, coincidiendo por la llegada del ocaso antes de descansar por la noche, para celebrar así que habían sobrevivido en la mar a otro día y al giro constante de la ampolleta que contaba las horas a bordo con la caída de la arena moliente. A esa hora el nostromo reunía a los marinos en el alcázar y se recitaba la oración del atardecer y que Luis también nos recitó de pie en recuerdo y homenaje de aquellos hombres pioneros y que reza:
«Bendita la hora que Dios nació
Santa María que lo parió
San Juan que lo bautizó
La guardia es tomada
La ampolleta muele
Buen viaje haremos
Si Dios quisiere»
Desde la Asociación Foro Naval sólo nos queda agradecer a Luis Molá Ayuso la invitación, suponiendo un verdadero privilegio disfrutar en directo de las explicaciones, anécdotas e historias que compartió con nosotros, augurando el seguro éxito de su nuevo libro que cuenta, en formato novelado, esta segunda expedición de Loaísa y Elcano que es tan desconocida a nivel popular en nuestro país y que por justicia merece ser reivindicada. También desde estas líneas recomendamos la visita a su blog “El Sextante del Comandante” y a su página de Facebook, donde comparte vivencias y artículos con quienes le visitan y siguen por las Redes Sociales.
¡Muchas gracias comandante y mucho éxito con esta gran novela!
Juan C. Ortiz (FORO NAVAL)






ForoNaval© 18/11/2021
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El Reino de España tiene que contar su historia, contar su propia historia es hace ¨marketing¨. Quitar pecho y contar su propia historia hace mucha falta. Los otros¨ se preocuparon en contarla y crear la ¨leyenda negra¨…. que la gran parte del mundeo todavía cree.
José Stalin dijo una vez: ¨Si mientes, mientes y mientes etc., vendrá un día que la gran parte de la gente lo va a creer.
La gran parte de la humanidad creen las mentiras sobre España, que han escrito los celosos sobre los españoles, su cultura, su ser, su pasado, que afecta todavía mucho al futuro de nuestros hijos.
El calendario actual o llamado calendario Gregoriano se creo en la «Escuela de Salamanca»….. esas pequeñas historias y muchas mas hay que contar al mundo. «Si sabes quien eres, puedes ser lo que quieres» como dijo una vez Gerardo Señoráns Barcala, Su antepasado fue el Vice Rey del Perú, nadie lo sabe, si no lo cuenta.
Nosotros somos los que tenemos que contar nuestra propia historia, como hacen los «Indios nativos» (First Nation People) en Canadá.
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